martes, 17 de noviembre de 2009

EL PAPIRO

La utilización del papiro como elemento sobre el que plasmar la escritura se encuentra ya documentado en torno al 3000 a. de C. Uno de los primeros documentos conservados data del 2500 a. de C., en el que se plasmó un resumen administrativo del reinado del faraón Neferirkare, perteneciente a la V Dinastía.

Egipto tenía unas especiales condiciones medio ambientales que permitieron que la planta del papiro creciese en sus tierras abundantemente. La planta del papiro suele darse en regiones templadas y subtropicales, en las zonas especialmente húmedas y pantanosas.

En la antigüedad, toda la orilla de El Nilo se encontraba cubierta de extensos cañaverales donde crecía salvaje el papiro. Pero era sobre todo la zona del Delta donde más se producía esta especie. Sólo, tras una terrible sequía a mediados del siglo XI d. de C. todos estos cañaverales de papiro desaparecieron, ya que muchas zonas pantanosas donde crecían se desecaron.

En el antiguo Egipto, estas zonas donde crecía la planta se denominaban “akhi”, mientras que el propio papiro era conocido como “wag”, palabra que también puede traducirse como verde o próspero.

La planta del papiro es de gran belleza. Su color puede variar entre un verde muy brillante y un color más amarillento. Hay que tener en cuenta que en Egipto, en la época faraónica, disponían de diferentes tipos de papiros. Desde el más salvaje, que se empleaba en las confecciones de tejidos, hasta una especia semicultivada, que era la empleada en la confección del soporte de la escritura. Su tallo es esbelto, pudiendo en ocasiones llegar a alcanzar hasta cerca de los 5 metros, e incluso, a veces, superar esta altura. Su parte alta se remata con una flor de grandes pétalos que acaban en diminutas espigas. Esta forma inspiró, por ejemplo, las columnas más características del arte egipcio antiguo. El tallo tiene una sección triangular y está cubierto por una corteza no muy rígida, que era eliminada en la confección de los rollos.

Para recoger el papiro, los egipcios se introducían en estas zonas pantanosas con pequeñas barcas. Cortaban el tallo por su parte inferior, y trasladaban los haces de tallos a tierra. Allí, se iniciaba su proceso de transformación, eliminando la flor y la fina corteza. Después, el tallo se cortaba en finas láminas que se colocaban horizontalmente unas junto a otras. Posteriormente, transversales a ellas, se colocaba otra capa de láminas de papiro. La planta tiene en su interior una sustancia pegajosa, de tal manera que para unir las distintas tiras de papiro no se utilizaba ninguna cola. Tan sólo habría que presionarlas hasta que quedasen perfectamente pegadas. Sobre la base de esta confección, se elaboraban los rollos. Ya sólo quedaba blanquearlos, con sustancias químicas, y pulirlos para eliminar cualquier aspereza.

¿Por qué se generaliza el uso del papiro como soporte de la escritura? El crecimiento del aparato de gobierno egipcio provocó un incremento de las actividades burocráticas. De la misma manera, era necesario plasmar de forma rápida y fácil los diferentes conocimientos adquiridos por los sabios, o los dogmas que componían que el cuantioso corpus religioso egipcio. Así, se generalizó el uso del papiro, más económico, manejable y de fácil distribución que otros soportes anteriormente empleados. Gracias a estos factores, el consumo de papiro fue aumentando paulatinamente a lo largo de los siglos, paralelamente a su falta de calidad: Los primeros papiros que se preparaban para escribir tenían unas características excelentes, sin embargo, con el paso del tiempo, su producción se descuidó y se empezaron a fabricar ejemplares de no muy buena calidad.

En base al papiro, Egipto estableció una floreciente industria que a lo largo de los años llegaría a exportar sus resultados a todas las orillas del Mediterráneo, especialmente a Grecia y a Roma. El papiro, una vez que llegaba a estos centros de consumo fuera de Egipto podía llegar a alcanzar un precio excesivo, como lo demuestran las últimas investigaciones. Según las mismas, en Atenas en el siglo V a. de C., un rollo de papiro de la mejor calidad podía llegar a alcanzar el exorbitante precio de un dracma. Pero también hay que tener en cuenta que su consumo se generalizó especialmente en aquellas cortes y gobiernos más avanzados, donde una poderosa burocracia debía satisfacer sus necesidades de este producto. Otro estudio revela cómo una oficina ministerial del reino tolemaico podía llegar a consumir más de 400 rollos de papiro en un mes.

El papiro se transformaba principalmente en la ciudad de Alejandría. No es difícil suponer, por lo tanto, que será durante la época de los Tolomeos cuando su producción se agilice de manera total hasta llegar a conformar una de las industrias más florecientes de la ciudad. Desde esta ciudad, con su importante puerto comercial, era exportado a diferentes puntos del Mediterráneo. Su relevancia llegó a ser tal, que la propia monarquía lágida decidió en un momento determinado monopolizar su producción y distribución.

El papiro ha sido uno de los elementos más importantes de la Historia antigua clásica. Este hecho queda contrastado en el enorme valor que ha obtenido recientemente como importante fuente histórico. No en vano, ha surgido con gran auge una ciencia extremadamente especializada, como es la papirología, que pretende desentrañar la historia escondida sobre el papiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario