martes, 29 de septiembre de 2009

ARQUITECTURA - Comienzos

El arte egipcio es ante todo religioso: en efecto, los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son templos y tumbas, y las esculturas y las pinturas que encierran son casi siempre un complemento de la arquitectura.
Los egipcios fueron maravillosos constructores. Asombra la enormidad de sus construcciones; parecen como si hubieran querido construir para la eternidad.
Los monumentos más antiguos que se conocen son tumbas. Las del primer período (época menfita), son la pirámide, tumba real y la mastaba, sepultura de los señores y de los ricos. Subsisten un centenar de pirámides: las tres más grandes son las de Kéops, Kefrén y Micerinos.
La mastaba, de dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de pirámide de planta rectangular. Construido en piedra o ladrillo, contaba en su interior con una capilla funeraria, un recinto tapiado que guardaba todas las "estatuas" del muerto, y un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba la momia.
Los constructores de la pirámide carecían de ingenios mecánicos; no habían descubierto la utilidad de la polea o del torno, de la manivela o de la grúa. Sus únicos recursos eran la cuerda y la palanca, una abundante provisión de piedra y barro, y una ilimitada mano de obra.

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